Necesito un tiempo

Otra visión algodonosa sobre algunos temas de pareja

Ante todo buenos días (a quien corresponda). Seguro estoy que más de una persona dirá "sonamo, ahora se hace el doctor amor". No señor, puede usted quemarse tranquilamente en las llamas del averno. Este post es simplemente para describir una situación puntual que suele suceder cuando una de dos personas previamente querendonas entre sí solicita un "descanso" (aquí veremos como eso no es para nada cierto). Así que o se callan la boca o les pongo este cd del Teto Medina a todo volumen. O este de Guillermo Vilas. Eh? Vieron? Chucho eh?



Las causas de tamaño pedido

Todos conocemos como algunas personas, por más afecto que uno le tenga, tienen la capacidad, la sapiencia y la soltura suficiente como para llenarle las bolas hasta un nivel pocas veces visto en la historia humana, digno de un récord Guiness. Bueno, ahí está la primera causa: la soberana hinchazón de huevos que ese tipo de gente le puede propinar a uno, casi tanto como un pelotazo de Palermo cuando le acierta a la pelota o como el programa de Niembro.



De la preparación del lugar

La violencia es algo que suele estar en todos nosotros, pero si no hay objetos de mayor dureza que una ameba es muy beneficioso para resguardar la salud de nuestro propio ser. Recomiendo envolver todo en el nylon ese con burbujitas, ese con el que uno se envicia reventándolo. Bueno, de ese. Sí, todo, el perro también, pero se le deja un agujero para que saque el hocico de éste ancho más o menos. No, mejor así.



Momento cumbre: El pedido

Ahora se viene lo más animado: cuando hay que poner la cara y empezar a inventar excusas varias para tratar de ser delicado y no quedar como un carnicero-que-se-está-sacando-los-mocos-en-un-agasajo-diplomático. Para ser más gráfico, voy a listar un par de excusas que se me vienen a la mente ahora mismo, ustedes sabrán si son acertadas o no.

1.- La verdad amor, es que el perro me mordió la pinchila y no la puedo usar por un tiempo.

2.- La verdad amor, es que quiero descansar los oídos de tu inaguantable voz de pito.

3.- La verdad amor, es que me molesta que te dejes el bigote, Ruperta.

4.- La verdad amor, es que me revienta que uses la olla de los fideos para calentar la cera.

5.- La verdad amor, es que yo te quiero...... pero bien lejos.

6.- La verdad amor, es que no me banco a tu mamá. "¡Pero si la acabás de asesinar a sangre fría!". ¿Segura? ¡Que bueno! Y ni cuenta me dí.

7.- La verdad amor, es que creo que me hice lesbiano, ¿no me presentás a tu personal trainer?.



El final

Bueno, ahora que nuestro ser más o menos apreciado (según el caso) estalló en llanto, nos arrojó con objetos previamente ennylonados y nos dijo frases de diversa índole, como por ejemplo "claro, seguro que ahora te vas a lo de la Yolanda no?", "ojalá que el camión más chico que te pise esté cargado de excrementos, así no se nota tu olor" o inclusive "señor, me parece que usted es un picaflor y hace esto para poder ser amo y señor de sus propias acciones amatorias sin rendirle cuentas a nadie", tendremos que tomar una decisión: ¿qué hago con esta persona que no se va de mi casa y sigue ahí moqueando en mi sofá angolés que me costó 3.000 australes?". Soluciones hay muchas, pero hay que pensarlas, y como no tengo ganas de hacer esto último, enumero dos o tres, a saber:

1.- Le tiramos un baldazo de agua fría, para mojarla parejita.

2.- Le tiramos al Bobby, el dogo argentino que acabamos de terminar de entrenar de la forma más sanguinaria posible, para luego irnos al lupanar más cercano a gastar todos nuestros ahorros.

3.- Convocamos a otras mujeres en dicho estado que, módica suma de por medio, usarán nuestro hogar como "llorador" y para hablar pestes de los hombres, mientras nosotros nos vamos al lupanar más cercano a gastar todos nuestros ahorros.

4.- Nos hacemos bien los pelotudos, y al grito de "uuuu mirá, Echarri pasó trotando para allá" le apagamos la luz, cerramos la puerta y nos vamos al lupanar más cercano a gastar todos nuestros ahorros.

5.- Le pedimos que si nos puede devolver la llave del auto así podemos de una vez y al fin irnos al lupanar más cercano a gastar todos nuestros ahorros.



La vuelta

Por supuesto muchachos, esto es sólo temporario...... Bue, raras veces lo es, por lo que cuando estemos muy aburridos y nadie nos de ni cinco de bolilla, podremos intentar volver sin mayores complicaciones, teóricamente. Eso sí, también hay que preparar varias tácticas, y recordemos, muchas cosas no por cursis dejan de ser efectivas.

1.- Nos allegamos a su hogar, tocamos el timbre, y munidos de una cara extremadamente dura, procedemos a llorar como un chancho y rogarle que vuelva con nosotros, que nos sentimos miserables sin ella, que la necesitamos, y todas esas cosas que se dicen en esas oportunidades.

2.- Nos allegamos a su hogar, tocamos el timbre, y munidos de un ramo de flores en una mano y una caja de bombones en la otra, mostramos orgullosos nuestra remera que reza: "La pampa tiene el ombú, las gomas tienen caucho, venga china querida, venga a acariciar a este gaucho"

3.- Nos allegamos a su hogar, tocamos el timbre, y munidos de varios músicos rentados le ofrecemos estos suaves versos en forma de serenata, que dicen "Te extraño querida mía, volvé conmigo Ruperta, no importa que estés más gorda, total ya ensanché la puerta"


Hasta pronto, y recuerdenme cuando sean exitosos en la vida, ingratos mal-agradecidos.