Guía práctica de

cómo educar a un niño

para que no le digan "mal padre"

Buenas tardes. El día de hoy voy a tratar de describir algunas técnicas para que su niño, ya de grande, no sea un completo infeliz, maleducado o inclusive asesino serial. Como todos sabemos, el niño eventualmente dejará de ser niño alguna vez en la vida, lo que nos acota el tiempo de formación a unos escasos años, y aunque siempre sea tentador, trataremos de mantener la violencia al mínimo.

Ocasiones en la que el niño tiende a desbocarse

Todos sabemos que el ambiente en el que la pequeña criatura de desenvuelve modela su comportamiento, por lo que podríamos enumerar cuatro escenarios claves en los cuales un niño desarrolla a la perfección el "arte de romper las pelotas" (A.D.R.L.P), a saber:

Viajes

Los viajes son los momentos cúspides en los cuales los niños llevan a cabo el famoso A.D.R.L.P, y no discrminan ningún medio de transporte ni la cantidad de gente que hay en ellos. Es más, mientras más gente, más A.D.R.L.P. ejecutan, a saber:

• Tren: Correr a lo largo del andén a los gritos, correr a lo largo del vagón a los gritos, volcar bebidas, alimentos, etc. Vomitar, sacar la cabeza por la ventanilla (si es pullman, abren la puerta del vagón), preguntar "¿cuándo llegamos?", "mirá papá, una vaca" "no es una vaca hijo, es una señora, ahora andá a pedirle disculpas", molestar a los demás pasajeros, y otras.
• Auto: Todas las anteriores salvo correr, ya que se dificulta en un espacio tan reducido.
• Colectivo: Casi todas las del tren, y además ir a hablar con el chofer, tratar de apretar los pedales, servirse jugo, tirarlo, servirse café, tirarlo, usar de joystick la palanca de cambios, rotura de motor, pasajeros varados en la ruta, etc.
• Avión: En este caso, todo se resume a llamar a la azafata constantemente, correr y vomitar.

En este caso, un castigo muy efectivo es amordazar al niño al asiento y colocarle una media en la boca hasta que le falte el aire y se desmaye, lo cual nos dará muchos minutos de tranquilidad. Otro posible es pegarle con el equipaje, pero corremos el riesgo de tener pérdidas irreparables en el equipaje.

Si todo salió bien, de grande el niño será un viajero modelo, de esos que no molestan y ni siquiera tosen por horas y horas. De lo contrario, será vendedor ambulante.

En la casa

La casa es el hábitat natural de la criatura, donde pasará como promedio sus próximos 20-25 años, por lo que el conocimiento del lugar y su agilidad le infieren ciertas ventajas. Las principales situaciones caseras son:

• Aburrimiento: No hay nada peor que niño aburrido, por lo que la madre o el padre siempre debe tener lista una botella de bebida gaseosa con una dosis tranquila de valium, lo que atontará al niño lo suficiente como para que ande por ahí arrastrándose y babeando, pero sin molestar.
• Rompe adornos/revuelve todo: Estos casos son más difíciles, y requieren medidas más extremas. Una opción es electrificar todo con voltajes aceptables, ya que el niño es niño pero no es boludo, si duele, duele. Otro posible correctivo es un buen planchazo, obviamente con la plancha fría, las quemaduras son muy peligrosas.

En la escuela

Bueno, este caso es quizás uno de los más aberrantes, ya que no hay un solo niño en la escuela, los hay por cientos, y todos sabemos que esta pequeña humanidad se potencia cuando se agrupa. Los casos más comunes son:

• Violencia: El famoso niño que golpea a los demás, inclusive a la maestra/directora. En este caso de nada sirve golpearlo, ya que aprenderá de nuestros movimientos y los copiará, efectivizando aún más su violencia. Para estos casos, se recomienda la fractura del algún miembro, con lo que perderá movilidad y no podrá ejercer violencia alguna.
• Recreos: Si, los recreos son un caldo de cultivo para la violencia, pero también para otras cosas, por ejemplo, buscar víboras y otras alimañas, jugar con tierra y ensuciarse hasta la parte de adentro de los ojos, comerse la tierra si son muy pequeños o chaqueños, etc. Para este último caso no hay cura alguna, de grande inevitablemente será un terrible pelotudo.
• Gimnasia: Este caso es muy peculiar, ya que el deporte, que aparentemente es salud, despierta el famoso instinto de marcador central (I.M.C.), lo que lo lleva a pegar patadas en todos los deportes que practica, ya sean fútbol, rugby o ajedrez. Estos casos son curables, pero es mejor dejarlos así como están, ya que de grandes pueden servir como aguerridos jugadores de algún club de fútbol y llevarle muchas alegrías (dinero) a la familia.

En el barrio

Las veredas también son un terreno fértil para la astucia de estos pequeños seres infrahumanos, y pueden devenir situaciones de diversa índole, como por ejemplo:

• Jugando en la vereda: Diferentes tipos de violencia física y verbal, ingerir bolitas, jugar al muerto en el medio de la calle y pegarle el susto de su vida a la abuela, la cual pasará cuatro o seis meses internada en la Fundación Favaloro a la espera de un transplante de corazón; reventar sapos a toscazos, quemar gatos, pisar pajaritos semi-muertos; ya de más grande, darle de fumar a escuerzos. En estos casos el niño debe ser niño y ejecutar su A.D.R.L.P. en la mayor tranquilidad y sin objeción alguna, ya que no nos molesta a nosotros, sino a los demás.
• En el kiosco: Abrir golosinas, escupirlas y luego volver a cerrarlas, esperar que se distraiga el kiosquero y robarle golosinas, asaltar al kiosquero a punta de pistola, etc. En estos últimos dos casos, tenemos lo que se conoce como un pichón de malhechor, y hay que tomar una decisión: o corregirlo o dejarlo ser. Si se lo corrige, podremos vivir con la conciencia tranquila; si no, podremos disfrutar de una gran posición económica si de grande se hace narco o algo importante de ese estilo.

Como siempre, espero que esta guía haya sido de utilidad, y espero que juntos podamos mejorar la calidad de vida de nuestros niños, que son el futuro de la sociedad. Y recuerde, un buen bollo a tiempo puede hacer caer un diente, pero afirma las ideas, si señor, las afirma.